Ramón del Valle-Inclán nace en 1866 en Pontevedra. Vive en la España del siglo XX, una España caracterizada por las sucesivas crisis, los graves problemas de convivencia, el enfrentamiento entre ideologías y por supuesto, el desastre de Cuba del 98’. Además de vivir el reinado de Alfonso XIII, también vivió una dictadura, una republica y murió en 1936, justo el año que comenzaba la Guerra Civil. Podemos colocar a Valle-Inclán en un contexto en el que los escritores se dividían en dos grandes corrientes: El Modernismo y La Generación del 98’. Esta división, aunque realiza una separación, muchos de los autores pertenecen a ambas corrientes o bien, tienen obras modernistas y obras más propias del la Generación del 98’. (A. Machado y Valle-Inclán), además vivieron una atmósfera y un ambiente que les unía. Eran “gente nueva” que rompía con la estética del siglo XIX (racionalismo). El Modernismo fue una tendencia estética que llego de la mano de Rubén Darío. Busca la expresión de una nueva sensibilidad con un nuevo lenguaje, rechazando la estética anterior (XIX).
Los escritores modernistas adoptaron una actitud escapista entre los problemas que en España acontecían. La Generación del 98’, está formada por un grupo de escritores que tienen una formación intelectual y un estilo semejantes que principalmente rompen con la literatura anterior y están marcados por un acontecimiento, “el desastre del 98’”ante el que adoptan una actitud pesimista y exaltando los problemas. La obra de Valle-Inclán podemos dividirla en tres grandes etapas, que se corresponden con las dos corrientes literarias del siglo, y en las que cultivó los tres géneros: novela, poesía y teatro. 1. La primera etapa, teñida aún de Modernismo. Valle-Inclán entro en contacto con el modernismo en su viaje a Méjico. Las obras de esta etapa están escritas en una prosa refinada y exquisita, llena de musicalidad y de cromatismo. Las más importantes son: “Femeninas”, “Las Sonatas” (otoño, estío, primavera, invierno), que son las supuestas memorias del Marqués de Brandomín. Obras como “Corte de amor” o “Flor de santidad” también pertenecieron a esta etapa llamada “etapa decadente”. 2. Etapa de transición del idealismo al Esperpento, pasando por el mito. Esta etapa se caracterizo por el ciclo de la “Comedias bárbaras” formadas por “Águila de Blasón”, “Romance de los lobos” y “Cara de Plata”. Son obras ambientadas en el mundo rural gallego. Junto a esta trilogía dramática, Valle-Inclán escribe otra trilogía, esta vez sobre las guerras carlistas (de joven era tradicional y simpatizaba con esta ideología). Una de las obras de esta trilogía es “El resplandor de la hoguera”. Aún se nota cierto tono modernista, pero el lenguaje ha evolucionado y es más desgarrado que en las obras anteriores. 3. La tercera etapa, es la etapa de la plenitud y la madurez, la época de los Esperpentos. Se caracteriza por una visión pesimista de la realidad, que se expresa a través de un lenguaje desgarrado y de un humor deformante. Casi todas las obras están ambientada en un ambiente sórdido y moralmente deforme. Lo más importante de esta etapa es la creación del Esperpento (obras en las que deformaba sistemáticamente la realidad mediante la creación de personajes grotescos que se mueven en ambientes raros y sorprendentes). Las obras más importantes de esta etapa son: “Martes de carnaval”, “Luces de Bohemia”, “Tirano Banderas” y la trilogía “El Ruedo Ibérico”. En esta última etapa podemos ver la relación entre nuestro autor y la Generación del 98’. Los temas más importantes que trato fueron: la regeneración del país, el problema de España, la vida y la muerte, el sentido de la vida, el paso del tiempo y la religión. En todas sus obras se aprecia su inconformismo y la crítica hacia todo aquello que no le gusta.
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